La remodelación de la Plaza de la Reina

¿Es tan importante la presencia de una fuente?

Hace poco, el 28 de julio para ser exactos, se realizó la reapertura de la Plaza de la Reina tras las obras. Esta nueva plaza cuenta con unos 12.000 metros cuadrados destinados al transito libre para los peatones, lavabos públicos, difusores de agua para rebajar la temperatura, zonas de aparcamiento para bicicletas, juegos infantiles, incluso un pequeño homenaje a Rafael Guastavino. Toda una transformación si la comparamos con la antigua. Pero no es eso lo que me ha hecho reflexionar a cerca de esta plaza.

Plaza de la Reina (antes de su remodelación)

Hace poco me encontraba por casualidad pasando por ella, era la primera vez que la visitaba tras las obras. Todo parecía normal hasta que de pronto un señor se paro justo delante de mí, se giró y me dijo: «falta una fuente». En ningún momento se me había ocurrido pensar en ello pero cuando volví a mirar la plaza me percaté de que aquel señor tenia razón, puede que hayan instalados difusores de agua y pequeñas fuentes a lo largo de la plaza, pero en el centro de la plaza existe un hueco, un pequeño espacio vacío en el que únicamente da el sol. El señor también me hizo saber que en la plaza no había pájaros porque no había agua, y tenia razón, no había ni un solo pájaro.

Después de eso trate de pensar en él por qué de la falta de una fuente en el centro. Puede que la presencia de un garaje justo debajo de la plaza haya influido en esa decisión, o puede que los difusores de agua se encarguen de ese papel, pero ahora me doy cuenta de que es más necesaria de lo que pensaba.

Sin una fuente central el calor y la luz del sol parecen ser inevitables, los difusores de agua se encuentran en una esquina de la plaza, los arboles aun no han crecido lo suficiente como para dar sombra y sin una fuente se echa en falta un ambiente mas húmedo, el ruido del agua al caer, los pájaros revoloteando alrededor. Puede que en un principio no me percatase de ello debido a que no estoy acostumbrado a estar en una plaza, ni a vivir en la ciudad, pero me di cuenta de que aquel señor sabia lo que la plaza necesitaba.

A pesar de que en un principio me parecía un proyecto perfecto, que cumplía con todo aquello que necesitaba la gente y la ciudad, solo hizo falta la opinión de una sola persona, un habitante del lugar, para hacerme ver que no lo era. Quizá sea una buena idea entender a la gente, saber qué opinan a cerca de su espacio y en base a ello crear algo ya que; ¿quién mejor para hablar de un lugar que sus ocupantes?

Estatua de Rafael Guastavino, obra de Alfredo Llorens, Plaza de la Reina de València.

Bibliografia:

valenciaplaza.com