Los adornos de las fachadas en los edificios antiguos son una de las cosas en las que me suelo fijar. En los edificios modernos los adornos han desaparecido por completo. ¿Por qué ha pasado esto y desde cuándo?
Los adornos, u ornamentación, en su término más académico son una serie de elementos que revisten las fachadas y el interior de los edificios para dotarlos, digamos de forma simple, de una mayor personalidad. Podríamos decir que los hace diferentes.
Existen muchos tipos de ornamentación en la arquitectura y esta ha ido cambiando según la época y el estilo arquitectónico. Esculturas, arcos, frisos, pinturas, gárgolas, volutas, molduras, etc… Podemos ver pinturas, tallas y esculturas en las pirámides de Egipto, frontones con esculturas y frisos en la arquitectura griega y romana, rosetones y vidrieras en las catedrales góticas, y en otros estilos multitud de ornamentación.
Investigando un poco este tema llego a saber que el primer ‘ culpable ‘ de la desaparición de la ornamentación es Adolf Loos, arquitecto austríaco que escribió en 1910 un ensayo llamado ‘Ornamento y Crimen’ , donde calificaba de cualquier decoración como degenerada. Desde entonces las corrientes dominantes siguieron las directrices del Movimiento Moderno en la década de 1920 y eliminaron todo exceso decorativo. “Menos es más” la filosofía de Mies Van der Rohe se acabó imponiendo en todas las escuelas de arquitectura.
Hoy en día se está utilizando de nuevo la ornamentación en algunos edificios más singulares, pero una ornamentación acorde a nuestros tiempos. Su uso me parece bastante interesante ya que añade valor a la construcción. Que el uso de esta ornamentación vuelva aunque más acorde a nuestra época me parece muy beneficioso y positivo para la arquitectura.